Mal por la concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella, que siguiendo los cánones generales de nuestro panorama político, hace frente a una pregunta de contaminación con una respuesta sobre el Paro...
Poco tenemos de qué sorprendernos y mucho por lo que sí alarmarnos, la Sra. Botella no solo le resta importancia a una necesidad básica, sino que como era de esperar hace chirigotas del tema:
"Nunca es un tema sanitario, sino una cuestión medioambiental. Estamos lejísimos de una alerta, que nunca se va a producir", ha agregado. "Estamos un momento en el que la gente está deprimida por el paro. Eso asfixia más", ha indicado.
Una declaración más propia de un programa de tertulia cutre de la tele, tomando la opinión de un ciudadano al azar desconocedor de la totalidad del problema, que de un político “ESPECIALIZADO” en su campo, aunque todos sabemos que en nuestra nación politicos + puesto a desempeñar es algo casi elegido a dedo. No contenta con esto basó su contraataque en el paro, y en la política del gobierno de fomentar los coches diesel... en lo cual tiene razón, lo que me pregunto es dónde estaba ella desde el 2007 que tomó posesión de su cargo y qué medidas tomó desde entonces...
Cuando se manifiestan dudas sobre este motivo ella responde con las acciones de Gallardón: ampliación de la red de Metro, soterramiento de la M30, el estacionamiento regulado y la peatonalización de 2 barrios de Madrid...
y es cuando recurro a dos titulares que dan que pensar, aún más:
Ana Botella, al frente de un departamento con un presupuesto público anual de 790 millones (la segunda concejalía con más recursos), prefiere hablar de "contaminación electoral". El debate sobre la calidad del aire de Madrid, opina, "a lo mejor esconde otras cosas".
La ciudad sobrepasa los límites incluso después de cambiar de emplazamiento, en enero de 2010, las estaciones de medición de la ciudad que ofrecían los peores datos de contaminación. Una medida por la que el fiscal de Medio Ambiente envió el 28 de enero un duro escrito al Ayuntamiento en el que le pedía que "identifique a la autoridad o funcionario que ordenó esa reubicación de las estaciones de medición". Un probable primer paso para actuar contra el responsable del cambio.
Ni un sólo acto que se pueda calificar de profesional al respecto, o al menos yo no lo veo.
Mi pregunta es: ¿Nos merecemos una forma de política que le quita hierro a nuestras necesidades básicas? ¿Nos merecemos políticos que no están mínimamente especializados en las materias de las que se ocupan?
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